Por: Farid Barquet Climent.
Cuando la opinión pública se entera de que un gobernante salió ganador de un sorteo o se sacó una rifa, de inmediato se activa la sospecha de que hubo mano negra.
La desconfianza hacia quienes detentan el poder, la muy extendida percepción de improbidad en su proceder, abonan al escepticismo sobre el efectivo imperio del azar cuando se anuncia que se llevaron algún premio.
De acuerdo con algunas fuentes, Francisco Franco, el dictador español que murió hace cincuenta años, se embolsó una cantidad considerable de dinero al atinar a los resultados de una quiniela futbolera en mayo de 1967.
España se encontraba de lleno en el periodo conocido como tardofranquismo, tardo, pero franquismo. Una época en la que —tal como escribió Francisco Umbral— a sus casi 75 años Franco se enteraba del franquismo por los periódicos, y al parecer se daba el tiempo para apostarle a su capacidad de predecir marcadores futbolísticos mientras en Bilbao arreciaban las huelgas y en Pamplona cundían las manifestaciones estudiantiles.
Seguramente para que no hubiera quien demeritara un eventual éxito de sus pronósticos bajo la acusación de una probable influencia suya en el desenlace de los partidos, Franco tuvo el prurito de llenar una papeleta que contenía exclusivamente encuentros de la liga italiana.
No ocultó ni disimuló siquiera su nombre —en otras ocasiones, tal como lo refiere su biógrafo Paul Preston, utilizó un seudónimo fácil de desenmascarar: Francisco Cofran— y puso como domicilio el del magno edificio que se agenció como residencia: el palacio de El Pardo.
Así lo cuenta el historiador Carlos Fernández Santander en su libro El futbol durante la guerra civil y el franquismo, publicado por editorial San Martín.
Un derbi Sur-Norte como el Napoli contra Torino y otros enfrentamientos en los que participaron clubes sicilianos como Messina, Catania y Palermo, aparecieron en la quiniela por la que, según el autor citado, el militar gallego cobró 900,333.10 pesetas.
Ahora bien, de acuerdo con una investigación de la periodista Mónica Arrizabalaga publicada en el diario ABC, el monto verdadero fue tan sólo de 2.848 pesetas, cifra en la que coincide su colega Fran Serrato de El País.
Hayan sido un par de miles o cerca del millón, lo cierto es que la anécdota, basada en el libro del médico personal del dictador, Vicente Gil, extraída de su libro intitulado Cuarenta años junto a Franco, añade un episodio para especular si movido por su afición a las apuestas deportivas o por algún otro motivo Franco llegó a incidir en las competencias.
Cuando Franco se aventuró a adivinar los resultados de aquella quiniela —que según Fernández Santander permaneció enmarcada al menos hasta hace medio siglo, fecha de su muerte, en el Patronato de Apuestas Mutuas— en Italia ya no gobernaba su socio Mussolini como para pedirle su intervención favorecedora. Corría como corre la versión según la cual Il Duce metió mano para que la squadra azzurra ganara los mundiales de Italia 34 y Francia 38. Pero para mediados de 1967 llevaba 22 años muerto, fusilado como lo fue junto con su amante en abril de 1945, en los estertores de la Segunda Guerra Mundial.
Si quien fuera su aliado ya no podía auxiliarle ¿cómo pudo Franco darle seguimiento a la liga italiana? ¿Acaso habrá mandado adquirir ejemplares de la Gazzetta dello Sport o de Guerin Sportivo para mantenerse al tanto del desempeño de los equipos del calcio a fin de poder formular profecías con alguna probabilidad de éxito?
Quizá no fue necesario hacer acopio de tanta información futbolística. A lo mejor tan sólo hubo que recurrir a una ruta más expeditiva: un llenado extemporáneo de la papeleta o al menos algunos ajustes posteriores al conocimiento de qué equipos ganaron, perdieron o empataron.
Porque si, como lo afirma su biógrafo Preston, Franco no tenía “ningún sentimiento de culpa al firmar sentencias de muerte” ¿por qué iba a comedirse a la hora de darse o dejarse dar una ayudita a través de una papeleta sustituta o de algunos borrones y enmendaduras en las casillas correspondientes a locales y visitantes?