EN PARTIDA DOBLE
Alejandro Mares Berrones
A Claudia Sheinbaum como presidenta de México, como figura pública, se le puede criticar entorno a sus funciones; pero aprovechar el hecho de que un borrachales la haya acosado en su calidad de mujer y luego, publicar en portada esas fotografías; periodísticamente no es ético.
Me refiero a la publicación de la portada del diario Reforma de las imágenes de ese suceso, que es a todas luces una re-victimización de la mandataria; tampoco es correcto, que ahora el medio sufra el acoso de inspecciones de la secretaría del trabajo. En fin a toda acción, corresponde una reacción.
Esto último, fue un tema que discutimos y analizamos en la clase de ética periodística, entre mis compañeros y colegas de la maestría en periodismo político, de la Carlos Septien García, que nos imparte el maestro Gabriel Sosa Plata.
El análisis parte desde la pregunta: ¿qué crisis tendríamos si ese borracho hubiese atacado a la presidenta?; la respuesta casi fue unánime; “los gringos ya estuvieran encima de nosotros”. También se puso sobre la reflexión, si debería de regresar el Estado Mayor Presidencial; si todo fue un distractor para desviar la opinión pública por lo ocurrido en Uruapan por el asesinato del alcalde Carlos Manzo.
Lo que se sabe de ese suceso tan bochornoso, para nuestra mandataria, es que ella salió con su equipo de logística -los auxiliares, ayudantes-; la ayudantía como decía López Obrador y fue en ese momento que el borracho se le acercó; en primera instancia, la mandataria, le dijo, que no pasaba nada, pero después cuando le mostraron los videos, la presidenta no tuvo de otra que actuar en consecuencia, legalmente contra el acosador.
Quizá en alguna actitud populachera, la titular del ejecutivo federal, ante la crisis de seguridad que padece Michoacán, trató como se dice en el argot político “darse baños de pueblo”, que en algunos casos no son justificables, ya que, a diferencia de los Estados Unidos, en México, el poder ejecutivo se deposita en una sola persona, de conformidad a lo que establece la Constitución.
Se puso de ejemplo, el caso de Luis Echeverría, que en un momento de crisis de seguridad, se le ocurrió asistir a la UNAM, donde le pegaron una pedrada y Carrillo Olea, lo rescató, lo metió a un coche y se lo llevaron a Los Pinos.
EN CONTRAPARTIDA, el placearse, es decir, el que los políticos salgan a caminar, saludar o comerse unos tacos en la plaza pública, no es algo nuevo; AMLO aseguraba que Benito Juárez, era el único presidente de la república, que cruzaba el Zócalo caminando; sin embargo, para el periodista autor del libro: “El Espectro de Juárez y la Cuarta Transformación”, echa abajo la narrativa de López Obrador, ya que fundamenta que Porfirio Díaz, también lo hacía en actitud de mostrarse ante el mundo como un prestigiado gobernante populista, nada más.
En el caso de la presidenta Claudia, ella aseguró que iba a un evento y que por el tráfico, decidió irse caminando ya que le quedaba a 20 minutos; pero le falló su equipo de logística y lógico su seguridad; aunque pocas veces camina por el Zócalo, no es común que alguna persona se le acerque a la mandataria con tanta facilidad.
Cuántas veces grupos, organizaciones, madres buscadoras de sus hijos desaparecidos, padres de niños con cáncer, se le han tratado de acercar, situación que prácticamente es imposible; lo mismo les ocurre a los periodistas que la tratan de entrevistar en los eventos públicos de las diferentes entidades federativas.
Este acosamiento, curiosamente se da, cuando en Michoacán, se preparaban marchas para exigir justicia por el asesinato de Carlos Manzo y que regrese la paz a esa entidad, por lo que existe la sospecha de que pudo haber sido una cortina de humo, algo montado, para minimizar la crisis mediática por el homicidio del alcalde michoacano. Aunque el acosador ya fue enviado a prisión, existen estados de la república que carecen de legislación penal, para actuar por estas cuestiones.
La discusión del tema fue muy amplia, porque se trata de una dama de poder; pero ninguna mujer debería ser víctima de acosadores y mucho menos revictimizada por medios de comunicación, ni por banalización de la violencia desde el poder público, como las expresiones que dio la gobernadora de Veracruz, sobre una mujer que fue asesinada y ella decía que “murió de un infarto”.
Es cierto, que para los medios de comunicación, lo que le pase a un presidente o presidenta, es noticia; sin embargo, se debe realizar un juicio editorial y ético, porque publicar una fotografía después de que una mujer fue acosada, es revictimizar al género femenino; por otro lado, cuando a la clase política se le presenta un momento de crisis, están dispuestos a todo para controlar la situación. Culpar al pasado ya no cuaja la narrativa.
Conclusión: El equipo de logística de la presidente le falló; una fotografía puede ser ofensiva y revictimizar, y por el lado que se vea, más allá de si fue actuado o montado, esto denota una crisis que nos hace cuestionarnos: ¿Qué clase de gobierno tenemos para hacer una cortina de humo, y si no es así, que clase de seguridad trae nuestra presidenta?.